Los sonajeros han sido utilizados con fines políticos, en el
sexenio de 1970- 1976, cuando desde diferentes niveles de gobierno se les promocionó
a nivel nacional e internacional, haciéndoseles aparecer como originarios de
Tuxpan (donde tenía gran influencia la familia de la esposa del presidente de
la república en turno), lo que provocó inconformidad entre las cuadrillas de
las diferentes poblaciones del sur de Jalisco, dado que su práctica ha sido
expresión cultural de los pueblos de origen autóctono: Amacueca, Atemajac,
Juanacatlán, Tapalpa, Apango, Sayula, Usmajac, San Sebastián,
(Teponahuaztitlan), Ciudad Guzmán (Zapotlán), Huescalapa, Zapotiltic y Tuxpan.
Zapotlán Sonajero
viernes, 8 de mayo de 2015
La danza y su vestuario
La danza es realizada por una cuadrilla de danzantes- que puede ser integrada por una veintena de estos, hasta más de un centenar-, formados en dos filas de dos, tres o cuatro integrantes, quienes siguen, en la ejecución de cada son, los pasos y evoluciones de la pareja delantera de capitales o punteros (generalmente los más habilidosos).
Los fuertes remates con los pies sobre el piso marcan el ritmo de la ejecución, concordante con los sones de la música, ejecutada con flauta de carrizo y tamborcillo de doble membrana por los músicos- piteros, completándose con giros de adentro hacia afuera y de afuera hacia adentro de las filas, cruzamientos, engarces (amarres) y otras evoluciones, lo que crea vorágine con el conjunto multicolor del vestuario de los danzantes.
Los sones son interpretados por uno o dos músicos con flauta y carrizo y tamborcillo de doble membrana, percutido con una vara corta de madera. Cuando son dos los piteros, uno lleva la voz primera y otro la voz segunda.
Es usual encontrar que a un mismo son se le conoce con nombre distinto en diferentes lugares (aunque sea el mismo en cuanto a contenido melódico). Algunos de los más conocidos son: “El maíz negro”, “El sonajero”, “La culebra”, “El caracol”, “El ocho” o “La pozolera”, “La ola”, “Morisma”, “El monito”, “El remolino” o “Mar de cuatro vueltas”, etcétera; algunos otros denotan la referencia a una localidad, como “El zapotleco” o “La tuxpaneca”; también existen sones llamados de contradanza, como “San Antonio”, “La pájara pinta” y otros más, de este tipo, sin nombre. Se da el caso de músicos- piteros (poseedores de la memoria de estos sones) quienes reúnen elementos melódicos de sones diferentes para crear uno nuevo, al que nombran de acuerdo con su particular gusto.
El vestuario está compuesto por el chaleco, ornamentado con flecos y orlas de listones, a semejanza de ichcahuipilli (cotón aconchado de algodón que protegía al guerrero en las batallas) y calzonera de color oscuro, sostenida por el ceñidor; elementos con los que se reviste el sonajero, teniendo como base la vestimenta, camisa de manga larga y pantalón blanco, adicionando a este último, en el extremo de cada pierna, una cenefa de color rojo, a la que se le da el nombre de polvera. Calza los tradicionales huaraches de orcaria o de petalillo, según su gusto o tradición en la cuadrilla.
La vestimenta de algunas de las cuadrillas puede tener sus significados propios, como se ha visto en las cuadrillas de Ciudad Guzmán.
Implemento indispensable para la ejecución de la danza en la sonaja: madera labrado cuyas oquedades contienen varias ruedas metálicas (carracas, rodajas), en acomodo tal que, al mínimo movimiento, provocan sonido. Semejante al macuahuitl (madero con navajas de obsidiana), arma nativa, la sonaja representa un dardo, un rayo solar que fecunda la tierra.
Extraído del capítulo 7: “Origen de la Danza en Zapotlán el Grande” de Juan José Curiel Medina y Hugo Concepción Rodríguez Chávez, del libro “Cultura y artes populares de Zapotlán el Grande, Jalisco”
Sabías que...
En el México antiguo la sonaja era llamada chicahuaztli, siendo uno de los elementos que distinguían a las deidades de la fertilidad: Tozi, Xippe Totec, los tlaloques, Chalchiuhtlicue, Xillonen, etc., a quienes se les representaba con este bastón- sonaja en las manos, por su relación con la fertilidad.
lunes, 27 de abril de 2015
Son del maíz negro
Te invitamos a que escuches uno de los sones más populares de las cuadrillas de sonajeros.
domingo, 26 de abril de 2015
Un día para el sonajero
Dentro del marco de
las festividades religiosas de Zapotlán, cada 12 de octubre se celebra un
encuentro de danzas autóctonas y sonajeros del Sur de Jalisco, que
tradicionalmente se lleva a cabo en el centro de la ciudad.
Cada cuadrilla
dispone de alrededor de 15 minutos para exponer ante el público una
demostración de la variedad de pasos y sones que posee, con el objetivo de
promover y rescatar las tradiciones de la región, además de realizar un
homenaje a los danzantes que hacen posible la existencia de dicha tradición.
El encuentro tiene
una duración aproximada de cinco horas y después de la intervención de cada
danza se hace la entrega de un reconocimiento por su participación.
El año pasado se celebró el 22 aniversario del encuentro y se otorgó una figura de madera realizada por el escultor y pintor José García
Jiménez, que llevó el nombre de ‘Gallardía’, en honor a una mujer sonajera que,
según el escultor, interpreta la danza con fortaleza y le imprime gallardía a
su cuerpo y expresión.
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